GUARDIÁN
III
La lechuza rompe el silencio
cantando fuera de la casa, trae un mensaje para mí, sé que mis padres la
consideran un ave de mal agüero, pero es una fiel mensajera mía. Ella me dice,
¡prepárate! Hoy a media noche saldrá de su escondite por ellos, no olvides tu
juramento a los dioses, Guardián. ¡Buena suerte! Y aunque mis padres solo me
escuchan ladrar y a la lechuza cantar, yo le respondo: no lo he olvidado… Se lo
que debo hacer, amiga mía. Más tarde, mis padres presos del sueño, abandonan la
cocina y se dirigen a su habitación prestos a descansar - Buenas noches,
Guardián- Buenas noches les respondo.
Llega la medianoche, me encuentro
sentado en la puerta del cuarto de mis padres mirando hacia el estante donde se
encuentra ese objeto despreciable y es cuando veo que las lámparas se apagan,
el olor a muerte regresa de golpe e invade mis sentidos, mis ojos se agudizan y
lo puedo ver, si ahora veo al ente salir del objeto, es un ser encorvado, de
aspecto cadavérico, manos largas y provisto de una gran lengua. Me paro y
cuando corro a cerrarle el paso para que no pase de la sala, pega un grito tan
aterrador que me empuja golpeándome contra la pared. -¿Quién está allí?, Guardián- dice mi padre
-¿qué pasa?-, dice mi madre. Yo, ladro
con todas mis fuerzas, ¿quién carajos está a fuera?, Guardián, pregunta mi
padre. ¡Guardián! ¡Guardián! Siguen gritando en la habitación.
Me repongo y ladro a la
habitación un antiguo conjuro para ordenarle a la puerta que se mantenga
cerrada, el demonio al notarlo regresa a mí y me vuelve a azotar contra la
pared, esta vez el grito me ha dejado casi sordo, siento mis oídos sangrar. El
demonio grita -¡ellos son míos, me pertenecen!- su voz es escalofriante. Sin
embargo, no le temo. Sigo ladrando el
conjuro, mis padres gritan y golpean la puerta que no los deja salir. -
¡Quieres morir! ¿Verdad?-Me abalanzo contra él, pero no puedo tomarlo entre mis
fauces. El demonio grita y trato de esconderme bajo la mesa para no recibir
otro golpe directo, salgo de entre la mesa -que ahora está partida en dos- y
corro hacia la puerta de la habitación que aún sigue cerrada, sigo ladrando el
hechizo.
-He de cumplir tu deseo. Bueno,
¡morirás por ellos!- y es en ese entonces que el ente destroza la puerta que
lleva hacía el corral provocando que todos los animales empiecen a correr
despavoridos aplastándose entre sí por la desesperación. Aquel espectro toma
posesión del más grande de los machos cabríos, parecido a aquel que suele
aparecer en libros antiguos representando al demonio. Aquel animal ahora toma
un aspecto más sobrenatural, emprende la carrera y trata de cornearme, logro
esquivarlo y emprendo mi contraataque, logrando mi cometido, me aferro con mis
dientes a su muslo, lo siento sangrar y enfurece, logra soltarse y en rápido
movimiento logra asestarme una corneada lanzándome sobre lo que antes era la puerta
del corral, vuelo a recibir otra corneada que esta vez me lanza dentro de la
casa, veo la puerta del cuarto que ahora parece debilitarse con los forcejeos
intensos de mi padre al otro lado luchando por abrirla.
CONTINUARÁ...
Autor:
Tomás Falla Umbo
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